Sabia que... EL POLIFACÉTICO ALMADA NEGREIROS (I)

 

EL POLIFACÉTICO ALMADA NEGREIROS (I)

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Almada Negreiros es el ser impar en medio de la pintura y de la literatura portuguesa, sobre las que salta de trapecio en trapecio.

Almada Negreiros es el artista que resume la delicadeza, la inquietud y el dilettantismo de Lisboa. 

Ramón Gómez de la Serna.

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Estas greguerías preludian la gran dimensión de este artista, porque si el siglo XX dio un personaje carismático, polifacético y artista total en la vanguardia portuguesa, éste fue sin duda José Sobral de Almada Negreiros (1893-1970). Fue ensayista, poeta, novelista, bailarín, coreógrafo, periodista, conferenciante, dramaturgo, dibujante, pintor, diseñador, escultor... 


APUNTE BIOGRÁFICO

Su inquietud intelectual le lleva, entre otras ideas visionarias, a desarrollar una particular tesis futurista y cósmica, según la cual, el número y la geometría son los elementos de comunicación del futuro, como en un "flash-back" al pasado que es necesario retomar.

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En 1915 colabora junto a Pessoa, Sá Carneiro y otros intelectuales en la mítica revista Orpheu cuyo contenido experimental y heterodoxo, con solo dos números de vida, provoca un rechazo visceral en los ámbitos más inmovilistas y conservadores del aburguesado panorama artístico de la época.

Influido por Marinetti, escandaliza Lisboa en 1917 al presentarse vestido de guisa futurista con un mono en el Teatro de la República (hoy Teatro San Luis) leyendo su Ultimatum às Gerações Futuristas do Século XX para después actuar como bailarín al lado de Helena Castelo Melhor en el ballet de Ruy Coelho A Princesa dos Sapatos de Ferro.

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En busca de nuevos horizontes viaja a París en 1919 donde sobrevive como bailarín de salón y obrero en una fábrica, durante sólo un año, mientras continúa pintando y escribiendo. Intima con el surrealista Max Jacob y conoce, entre otros, a Picasso y a Brancusi.

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Vuelve a Lisboa y tras un largo periodo de incomprensión y falta de reconocimiento a su obra, decide nuevamente en 1927 salir a recorrer mundo con parada en el primer punto que encuentra: Madrid. Ciudad que le trata bien, que lo hace más Almada y, por lo tanto, más artista. La agitación que trae la nueva república le hace regresar a Lisboa en 1932 donde años después le esperaba, por fin, el reconocimiento definitivo.

PRODUCCIÓN MADRILEÑA

Apenas hubo llegado a Madrid, La Gaceta Literaria dirigida por Ernesto Giménez Caballero, a quien retrata, organiza una exposición de sus dibujos obteniendo grandes elogios del crítico Antonio Espina.

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Comienza a participar en las tertulias artísticas, siendo más asiduo de la de los arquitectos del café Granja El Henar (donde se hace muy amigo de la mayoría de los arquitectos de la generación de 1925, Luis Lacasa y especialmente de García Mercadal) que de la literaria y artística del Pombo, si bien en esta última es acogido con los brazos abiertos por Ramón Gómez de la Serna, al que conoció en Lisboa dos años antes y al que le unirá una estrecha relación personal y profesional.

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Conoce a Vázquez Díaz, Federico García Lorca, Regino Sainz de la Maza... tiene una actividad frenética; escribe tres obras teatrales de corte pirandelliano donde los actores habrán de interactuar con un público estremecido por explosiones en el patio de butacas. García Lorca le comenta: te doy treinta años para que te entiendan. Como así ocurrió.

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Colabora como ilustrador en Blanco y Negro, El Sol, ABC, Crónica, La Esfera, Revista de Occidente dirigida por José Ortega y Gasset, Mundo Gráfico, Arquitectura... sin dejar de pintar, exponer y escribir; integrándose plenamente y por derecho propio en los círculos artísticos e intelectuales de tan brillante época.

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En un encuentro irrepetible entre portugueses y madrileños, trae a Madrid un trozo del corazón del Chiado al embarcar en avión a João Franco, camarero del café A Brasileira, para servir el café a la manera portuguesa, es decir, todo cortesía y sonrisas, según crónica de El Sol.

OBRA ESCULTÓRICA MADRILEÑA

Si la producción de obra gráfica de José Almada Negreiros en Madrid es fácil de seguir por haber permanecido en archivos y museos, no ocurre lo mismo con su obra escultórica. Esta nueva faceta artística iniciada en Madrid no la volvió a retomar en Lisboa y parece estar marcada por la fatalidad.

Debido a su buena amistad con los arquitectos de la época, realiza entre 1929 y 1930 las siguientes obras escultóricas:

  • Decoraciones murales para la Residencia de estudiantes de la Fundación Del Amo,en la Ciudad Universitaria, de los arquitectos Rafael Bergamín y Luis Blanco Soler.
  • Obra desaparecida durante los bombardeos de la guerra civil sobre la Cuidad Universitaria de la que no hay documentación.

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  • Paneles decorativos para el Teatro Muñoz Seca, del arquitecto Eduardo Lozano Lardet.
  • Obra desaparecida, a la que pertenece el siguiente boceto.

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  • Paneles decorativos para el Cine Barceló, del arquitecto Luis Gutiérrez Soto.
  • Obra desaparecida de la que sólo hay unas posibles imágenes. 

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  • Plan general de decoración del Cine San Carlos, del arquitecto Eduardo Lozano Lardet.  Además de prescribir los colores para la sala, realizó una serie de doce paneles en bajorrelieve de yeso policromado, ocho para la fachada y cuatro para el atrio del cine, perfectamente integrados en el estilo decó del  sobrio edificio.
  • Obra muy documentada y trasladada a Lisboa.

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Los temas que abordaban los paneles estaban dedicados al séptimo arte que tanto admiraba y a sus diferentes géneros vistos desde una estética futurista donde quedaban patentes el movimiento y la velocidad.

Estos paneles quedaron muy deteriorados tras la guerra civil y fueron víctimas de una aciaga reforma que los sustituyó por placas de mármol. Alguien con un mínimo de sensibilidad recogió los restos y los arrinconó en el sótano donde quedaron olvidados hasta el año 1972, en que fueron rescatados por el cineasta -y admirador de Almada- Ernesto de Sousa (1921-1988) tras una ardua investigación.

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EL ASOMBROSO RESCATE DE LOS PANELES

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Cuando en junio de 1970 muere José Sobral de Almada Negreiros a los 77 años de edad, Ernesto de Sousa decide inventariar la obra de Almada, para lo cual tiene que desplazarse varias veces a Madrid durante ese mismo verano de 1970. En el Rastro consigue, en un lote de fotografías antiguas, alguna documentación y localiza los edificios que decoró Almada, aunque nada sobrevivió a la Guerra Civil. Comprueba, como el propio Almada le había dicho, que los paneles de la fachada del cine San Carlos habían sido sustituidos por mármoles.

De regreso a Lisboa, relee la entrevista que Novais Teixeira hizo a Almada en 1929 y descubre una palabra clave que le pasó desapercibida: os panneaux da fachada e do hall, dándose cuenta de que no había revisado esa parte interior del edificio.

Vuelve a Madrid, esta vez acompañado por Isabel Alves (coordinadora de CEMES, Centro de Estudios Multidisciplinarios Ernesto de Sousa). Al llegar al cine San Carlos deciden actuar rápidamente, compran dos entradas en la taquilla y acceden al hall. Las paredes estaban totalmente empapeladas de carteles de películas. Palpando con la mano, Ernesto descubre un panel totalmente cubierto por carteles y repintado de blanco, luego los otros tres. El corazón se les salía del pecho por la emoción, según cuenta Isabel Alves.

Hablando con el personal del cine consiguen bajar al sótano donde les dicen que hay algo. Allí estaban los restos de los ocho paneles de la fachada, la mayoría totalmente destruidos.

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Entre la documentación que le había enseñado Almada, la encontrada en el Rastro con dos series de reproducciones, de antes y después de ser policromados los paneles, y la que le facilitó después el propietario del cine, sólo faltaba documentar los cuatro paneles del hall.

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No existía documentación sobre estos últimos al haber sido acabados en fecha límite para la inauguración del nuevo aparato sonoro. Tras varias gestiones con el propietario, Ernesto consigue fotografiarlos.

De regreso a Lisboa, Ernesto se encuentra con Manuel de Brito (1928-2005), conocido coleccionista y marchante de arte a quien, de buena fe, confía su hallazgo. Ambos están de acuerdo en que es necesario arriesgar todo para salvar lo que resta de los olvidados paneles y emprender una importante operación en defensa y recuperación del patrimonio artístico portugués.

En julio de 1971 Ernesto de Sousa, Manuel de Brito y un abogado se entrevistan con el Sr. Esquerro, propietario del cine, para tratar de la compra de los doce paneles.

A pesar de las buenas expectativas, el propietario del cine se resiste a la oferta. Había recibido noticias recientes de Lisboa tras la sensacional venta en subasta del Retrato de Fernando Pessoa de Almada en enero de 1970 por 1.300.000 escudos de la época. En un periódico español se afirmaba que las dos personalidades más importantes del Portugal contemporáneo eran Salazar y Almada. Y además, por una filtración de lo que estaba ocurriendo, había recibido ya otra oferta mejor de compra.

Se interrumpen las negociaciones hasta septiembre de 1971. Ernesto vuelve solo a Madrid con una carta de Manuel de Brito conteniendo la última propuesta. En una comida donde se crea una gran empatía entre ellos, el Sr. Esquerro accede a la venta de los paneles, no sin antes pedirle a Ernesto que le aclarase una duda que lo martirizaba: ¿Cómo era posible que Picasso fuese, al mismo tiempo, una gloria nacional y un comunista?

(Continuará)

Por Antonio Iraizoz García (*)

BIBLIOGRAFÍA

 

elalmadealmadaelimpar. obragráfica19261931. Catálogo de la exposición. Museo de la Cuidad. Madrid. 2004.
Sousa, Ernesto de. Re Começar - Almada em Madrid. Imprensa Nacional-Casa da Moeda, 1983

Vieira, Joaquim. Almada Negreiros. Fotobiografías século XX. Círculo de Leitores, 2001


BIBLIOGRAFÍA ON LINE

 

Un libro para todas las estaciones.

Cómo cantaba Mayo en la Noche de Enero.

Vidas lusófonas.

Madrid Art Decó


(*) El autor, arquitecto urbanista e investigador, creó en 2011 el blog de historia y cultura portuguesa relacionada con Madrid “Pessoas en Madrid” https://pessoasenmadrid.blogspot.com/  

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